Informe publicado por ‘JAMA Internal Medicine’

Los receptores de un riñón en la adolescencia parecen tener mayor riesgo de fracaso del trasplante

 

Trasplante renal

Foto: EUROPA PRESS/HOSPITAL VIRGEN DEL ROCÍO DE SEVILLA

MADRID, 30 Jul. (EUROPA PRESS) –

   Los pacientes que recibieron su primer trasplante de riñón en las edades comprendidas entre los 14 y los 16 años parecen estar en mayor riesgo de fracaso del trasplante, siendo los de raza negra quienes registran un porcentaje desproporcionadamente alto riesgo de fracaso del injerto del órgano, según un informe publicado por ‘JAMA Internal Medicine’.

   La literatura médica existente no describe adecuadamente los riesgos de fracaso del trasplante entre receptores de trasplante renal según la edad. Las pérdidas de órganos de los adolescentes son, en parte, debidas a los cambios fisiológicos o inmunológicos con la edad, pero los factores psicológicos y sociológicos juegan un papel importante, sobre todo cuando afectan a la adherencia a la medicación, señala el fondo del estudio.
   Kenneth A. Andreoni, de la Universidad de Florida, en Gainesville, Estados Unidos, y sus colegas analizaron 168.809 primeros trasplantes de riñón, desde  partir de octubre de 1987 hasta octubre de 2010, con especial atención a la edad en el momento del trasplante.
   “Los destinatarios adolescentes de entre 14 y 16 años tenían el riesgo más alto de cualquier grupo de edad de pérdida del injerto del órgano un año después del trasplante, y mayor a los tres, cinco y diez años después del trasplante”, según los resultados del estudio. “Los adolescentes negros presentan un riesgo desproporcionado de fracaso del injerto en estos puntos de tiempo en comparación con los adolescentes de otras razas”, añaden los autores.
   “La comprensión de que este grupo de edad se encuentra en un mayor riesgo de pérdida del injerto al convertirse en adultos jóvenes debe llevar a los proveedores de salud a dar atención especializada y atención a los adolescentes en la transición de la atención pediátrica a la adulta. Implementar programas de salud con una transición estructurada de la atención pediátrica a la adulta en los centros de trasplante puede mejorar los resultados”, concluye el estudio.

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