Alejandro, enfermo renal… joven, con ilusión por vivir y disfrutar de la vida


Me llamo Alejandro. Tengo 29 años y soy de Zaragoza. Tengo insuficiencia renal crónica desde que nací. Hoy,15 de agosto, hace un año de mi segundo trasplante.


He querido escribir este artículo para todo/as los pacientes renales y muy especialmente para los jóvenes, para animarles, pues soy uno de ellos, nos tocó en una edad tan vital como son los “veintitantos” en la que tenemos que confirmar nuestros estudios, trabajar, conocer a la gente que pasarán a formar parte de nuestra vida, etc. 

Se entiende que pasar por el calvario de las diálisis no es nada fácil porque aparte de ser una lucha por tu salud, es también una lucha psicológica en la que si no lo hacemos frente puede dañar nuestra autoestima. 

No ha sido fácil. Han sido unos años muy duros. Estuve dializándome desde finales de agosto del 2009 hasta el 15 de agosto del 2013, o sea que 4 años, pero ya llevaba antes años en que he estado mal, fallándome la función renal poco a poco, teniendo los pies hinchados y con un cansancio evidente (eso no quitó que por ejemplo trabajase en la Expo de Zaragoza en el 2008). El riñón que tenía me lo trasplantaron cuando tenía 4 años y estuvo conmigo todos estos años.

Lógicamente he procurado no perder el tiempo durante esos años. Me saqué la licenciatura en Historia del Arte, alternando mis estudios con las diálisis. Recomiendo a los que estén en diálisis buscar algo con que centrarse; yo tenía mis estudios y durante mis ratos de diálisis me entretenía con la que es una de mis grandes pasiones que es el Cine y de hecho ha sido el periodo que más películas he visto (no hay mal que por bien no venga, ¿verdad?). También he aprovechado para aprender más y mejor sobre mi enfermedad e involucrarme más en la asociación Alcer Ebro y conocer y hablar con otras personas que también tienen IRC.

He pasado por todas las técnicas de diálisis empezando por la diálisis peritoneal, a continuación utilicé la cicladora, pero me falló y entré en hemodiálisis con catéteres en enero del 2011 pasando por aquellas fechas un episodio muy grave que me mantuvo hospitalizado por tres meses (y me extirparon mi viejo riñón). A inicios del 2013 me hicieron la fístula y se empezó a preparar todo para que recibiera un riñón de un donante vivo. Pero llegó la llamada que no esperábamos recibir.

Fue el 15 de agosto del año pasado, a las 14:15 aproximadamente me llamaron para decir que tenía un donante. Pasé las pruebas, me hice la última diálisis, me prepararon y a las 21 horas me confirmaron que uno de los riñones sería para mí (el otro sería para otro paciente, una mujer, así que tengo una hermana de riñón). A las 22 horas entré en el quirofano y desde entonces mi vida entera cambió.

¿Puede cambiar tanto un trasplante? Pues sí. Me cambió tanto físicamente como psicológicamente.  Poco a poco empecé a sentir unas fuerzas y unas ganas de vivir y de luchar por todo lo que no había conseguido hacer en estos años que me parecían increíbles. Mi autoestima y mi amor propio fue creciendo gradualmente. Cambié mucho, tanto que la gente que me conocía se quedaba atónita, me veían distinto y mucho mejor que nunca. Así que los que no se creían que un trasplante puede cambiar tanto la vida de una persona, lo vieron en mí.

Gracias al trasplante ahora podré hacer cosas nuevas, he empezado a viajar y a descubrir mundo (pude viajar al extranjero, empezando por Lisboa) y conocí a nuevas personas que se han vuelto grandes amigos.

Y aunque reconozco que estoy en el paro, no paro. He ido haciendo cursos, estudio italiano pues me encanta los idiomas (aunque mi hipoacusia me dificulta mucho el estudio), conseguí sacarme el carnet de conducir, me preparo oposiciones, también voy al gimnasio pues me he concienciado de la importancia de hacer ejercicio para mejorar la salud y nuestra autoestima.


Para terminar debo decir que aunque es posible que haya perdido años de juventud, en cambio he aprendido a valorar mejor la vida, a apreciar esos pequeños detalles que muchos pasan por alto y aunque estos años no se pueden recuperar me queda algo muy importante: la ilusión por vivir y disfrutar la vida. Afortunadamente aún soy joven con lo que espero que esta alegría me dure muchos años.

Debo dar las gracias a todas las personas que han compartido conmigo estos momentos. A mi familia por estar siempre ahí, mis amigos, el personal sanitario, conocidos y al donante que me ha dado esta nueva oportunidad de vivir.

Alejandro Seriñán

Vivir con insuficiencia renal

Gracias, Alejandro, por compartir tu historia y por tu optimismo y tus ganas de vivir y luchar.
Image Hosted by ImageShack.us

Deixar un comentario

O teu enderezo electrónico non se publicará Os campos obrigatorios están marcados con *

*

Uso de cookies

Utilizamos cookies propias e de terceiros para analítica e navegación. Podes obtener máis información ou coñecer como cambiar a configuración na nosa Política de Cookies POLÍTICA DE COOKIES.

ACEPTAR

Aviso de cookies