Carta a mi donante



Muchos son los que me piden que vuelva a publicar la carta a mi donante, por ello vuelvo a actualizarla para recordar no sólo a mi donante, sino a todos los donantes en general. A todas aquellas personas que gracias a su altruismo y su generosidad han logrado que muchos enfermos vuelvan a tener otra oportunidad de vivir y de tener una buena calidad de vida.

Querido donante:

Nunca te había escrito una carta, no sé por qué, pero no se me había ocurrido. Ahora pensando en que pronto cumpliré 23 años con el trasplante, he sentido la necesidad de expresar mi agradecimiento escribiendo esta carta y compartiéndola con el resto del mundo.

Como he mencionado anteriormente, hace casi 23 años que vivo con una pequeña parte de ti, y a medida que se va acercando el día de mi “cumpleaños”, pienso más a menudo en esa persona, que me donó el órgano que necesitaba para tener una mejor calidad de vida . Me gustaría pensar que otras personas siguen viviendo también con un órgano tuyo.

Todos los aniversarios de mi trasplante, me paro a pensar que también es un aniversario en la que tu familia te echa de menos y que sienten tu pérdida. Precisamente es gracias a ellos, que con todo el dolor del mundo  y en los momentos más angustiosos y terribles, dijeron Sí, a la donación de tus órganos para que vivieran en otras personas. 

Por eso, tu familia también está en mi recuerdo, ya que en el momento que recibieron la noticia de tu fallecimiento, las emociones y el dolor los dejaría paralizados y espantados. Tomar la decisión de la donación de tus órganos en ese momento justo, es digno de toda mi admiración.



Ojalá pudieras verme por un agujerito y ver como he cuidado tu precioso riñón, como lo sigo cuidando y mimando para que siga funcionando en mi cuerpo. Quiero demostrarte que tu altruismo y tu generosidad y la de tu familia, ha servido de mucho, y espero que siga siendo así.

Deseo que sepas que con ese gesto salvaste mi vida y la de otros. Gracias a ti volví a nacer, volví a tener proyectos, a viajar, a VIVIR.

No soy una persona muy religiosa, pero tú eres el ángel que me sacó de las ataduras de la hemodiálisis y me dió la libertad y el comienzo de una nueva vida; una vida plena y llena de acontecimientos, que de otra forma, sin tu generosidad, quizás no hubiera vivido.

Por eso te doy las gracias de corazón y siempre, siempre, te tendré en mi recuerdo. GRACIAS



Ana Hidalgo
Vivir con insuficiencia renal

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