Varios cirujanos realizan un trasplante de corazón en Valladolid. ICAL
Igual que EL MUNDO, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) cumple sus bodas de plata. Casi nada es igual que lo que entonces éramos. Por decirlo gráficamente, España era irrelevante en éste y en otros muchos temas. Cada día se hacían tres o cuatro trasplantes de órganos, la mayoría renales mientras que hoy hemos llegado hasta los 45 de todo tipo en una sola jornada.
Los españoles que necesitaban un trasplante de pulmón o de intestino -que entonces comenzaban- tenían que irse fuera en un éxodo dramático y lo mismo ocurría con pacientes como Josep Carreras por un trasplante de médula de los más simples.
Hoy somos líderes mundiales indiscutibles en trasplante de órganos desde hace 23 años. Nadie tiene que irse a EEUU para ningún trasplante no experimental, somos la segunda potencia mundial en unidades de cordón umbilical almacenadas en nuestros bancos públicos y, sobre todo, tenemos la mejor organización de trasplantes de todo el mundo, capaz de reinventarse cada día para abandonar antiguas prácticas y sustituirlas por otras más modernas que nos permiten seguir a la cabeza en este campo. Hasta en los mas complejos y recién llegados alogénicos de tejidos compuestos(trasplantes de brazos, cara o piernas), España es uno de los líderes mundiales gracias a unos grandísimos profesionales y al sistema en el que asientan.
Lo que la ONT ha aportado al trasplante es que las donaciones no caen del cielo por la generosidad espontanea de la gente. Requieren organización, estructura y profesionalidad, que no se improvisan, y que algo tan serio como dar la vida gracias a una donación debe estar bajo el control de la autoridad sanitaria y no al albur de intereses económicos o de otro tipo cuyo objetivo difícilmente puede ser el bien común.
Organización y servicio público junto con excelencia profesional: ése ha sido nuestro secreto y ahí está para quien lo quiera seguir.