El Gobierno recorta las subvenciones para trasplantes un 20%
Los fondos para formación y fomento de la donación pierden medio millón de euros
El mayor tijeretazo se produce en los programas destinados a cursos para profesionales
María R. Sahuquillo
Un doctor examina el corazón de un donante durante un trasplante. / Agencia Cordon Press
El Gobierno ha recortado medio millón de euros en las ayudas para trasplantes. Los fondos que recibirán las comunidades, hospitales y organizaciones como apoyo a los trasplantes que realizan, para programas de formación de profesionales y para planes de fomento de la donación caen un 20% este año. Las subvenciones para el sistema de trasplantes español, uno de los servicios más cuidados de la sanidad pública y cuyos buenos resultados se ha convertido en la marca del país en medio mundo, se habían mantenido estables en unos 2,5 millones de euros. Hasta este tijeretazo: la partida que destina el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para ello contará con alrededor de dos millones.
Al tijeretazo se añade el temor de algunas comunidades autónomas de que los requisitos que ha impuesto el Ministerio de Hacienda, a través de la Ley de Estabilidad Presupuestaria, les impidan acceder a estas subvenciones, consideradas vitales. Esa ley impide a las autonomías que no se hayan ajustado al control del déficit – ahora Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía, Cataluña e Islas Baleares—recibir estas y otras ayudas públicas. Sin embargo, aunque las administraciones autonómicas han perdido ya ayudas púbicas para programas de todo tipo —desde culturales hasta de investigación—, Rafael Matesanz, coordinador de la Organización Nacional de Trasplantes, se muestra tranquilo y recuerda que Hacienda –que debe emitir un informe previo preceptivo y vinculante sobre la estabilidad presupuestaria de la Administración solicitante– se comprometió a “mirar con buenos ojos” estas subvenciones.
Fondos que ahora se tendrán que repartir algo mermados. El mayor recorte, como recoge el BOE, se produce en los fondos destinados a la formación, uno de los puntos clave del sistema de trasplantes. Esta partida, destinada a las autonomías, los centros y las organizaciones para formar a sus sanitarios en los últimos avances o en la identificación de nuevos donantes, pasa de los 1,2 millones de euros en 2012 a algo más de 819.000 a repartir. Con estas subvenciones, las administraciones y entidades como la Sociedad Española de Urgencias y Emergencias han formado a 14.000 profesionales en los últimos años en detección, atención en la vía pública en casos de emergencia o donación en vivo.
También se reduce la subvención que reciben los hospitales por las intervenciones realizadas. La ayuda por cada extracción realizada de riñón, hígado, corazón, pulmón, intestino o páncreas pasa de 60 a 50 euros; y cada trasplante de estos órganos pasa de 30 a 20 euros. Cantidades que se aportaban desde el Ministerio de Sanidad para ayudar a estos centros a compensar las intervenciones.
A pesar del tijeretazo, el coordinador de la ONT no cree que la reducción de subvenciones ponga en riesgo un sistema que permite que se realicen 4.211 trasplantes al año y que es líder mundial. “En estos momentos difíciles para todo el mundo la buena noticia es que se mantiene, y que se conservan el 80% de las subvenciones”. “El sistema es muy sólido, y no se va a resentir. Si antes se hacían 100 cursos, pues se harán 80. Nos gustaría tener más fondos, pero en este contexto de crisis se entiende”, dice. Matesanz explica que a pesar de esta reducción en los presupuestos destinados a fomento de la donación en general y a cursos, este año se ha aprobado el Plan Nacional de Médula, con casi 800.000 euros para tratar de duplicar las donaciones actuales de 100.000 a 200.000 en un plazo de cuatro años. Un presupuesto que ya ha llegado a las comunidades autonómicas y que se ha repartido con base en criterios poblacionales y demográficos. “El presupuesto para la ONT se ha mantenido, además, estable en unos 4 millones de euros”, incide.
Las subvenciones que se han publicado hoy son de las más antiguas del Sistema Nacional de Salud. Su objetivo es promocionar la donación y trasplante con fondos que se reparten entre las administraciones y entidades sin ánimo de lucro y que se destina a comprar aparatos, cursos o asistencia a congresos.
“Todo lo que sea recortar en este tipo de cosas es malo”, apunta Alejandro Toledo, presidente de la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades de Riñón (Alcer) —los de este órgano son los trasplantes más numerosos—. Toledo es, sin embargo, cauto. “Vamos a ver cómo cristalizan las ayudas, aún no podemos presumir que el sistema vaya a resentirse, pero tenemos un país que es modélico en trasplantes, que se ha tratado de rentabilizar siempre políticamente. Los pacientes no pueden permitirse que se termine con él”, añade.
Al tijeretazo se añade el temor de algunas comunidades autónomas de que los requisitos que ha impuesto el Ministerio de Hacienda, a través de la Ley de Estabilidad Presupuestaria, les impidan acceder a estas subvenciones, consideradas vitales. Esa ley impide a las autonomías que no se hayan ajustado al control del déficit – ahora Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía, Cataluña e Islas Baleares—recibir estas y otras ayudas públicas. Sin embargo, aunque las administraciones autonómicas han perdido ya ayudas púbicas para programas de todo tipo —desde culturales hasta de investigación—, Rafael Matesanz, coordinador de la Organización Nacional de Trasplantes, se muestra tranquilo y recuerda que Hacienda –que debe emitir un informe previo preceptivo y vinculante sobre la estabilidad presupuestaria de la Administración solicitante– se comprometió a “mirar con buenos ojos” estas subvenciones.
Fondos que ahora se tendrán que repartir algo mermados. El mayor recorte, como recoge el BOE, se produce en los fondos destinados a la formación, uno de los puntos clave del sistema de trasplantes. Esta partida, destinada a las autonomías, los centros y las organizaciones para formar a sus sanitarios en los últimos avances o en la identificación de nuevos donantes, pasa de los 1,2 millones de euros en 2012 a algo más de 819.000 a repartir. Con estas subvenciones, las administraciones y entidades como la Sociedad Española de Urgencias y Emergencias han formado a 14.000 profesionales en los últimos años en detección, atención en la vía pública en casos de emergencia o donación en vivo.
También se reduce la subvención que reciben los hospitales por las intervenciones realizadas. La ayuda por cada extracción realizada de riñón, hígado, corazón, pulmón, intestino o páncreas pasa de 60 a 50 euros; y cada trasplante de estos órganos pasa de 30 a 20 euros. Cantidades que se aportaban desde el Ministerio de Sanidad para ayudar a estos centros a compensar las intervenciones.
A pesar del tijeretazo, el coordinador de la ONT no cree que la reducción de subvenciones ponga en riesgo un sistema que permite que se realicen 4.211 trasplantes al año y que es líder mundial. “En estos momentos difíciles para todo el mundo la buena noticia es que se mantiene, y que se conservan el 80% de las subvenciones”. “El sistema es muy sólido, y no se va a resentir. Si antes se hacían 100 cursos, pues se harán 80. Nos gustaría tener más fondos, pero en este contexto de crisis se entiende”, dice. Matesanz explica que a pesar de esta reducción en los presupuestos destinados a fomento de la donación en general y a cursos, este año se ha aprobado el Plan Nacional de Médula, con casi 800.000 euros para tratar de duplicar las donaciones actuales de 100.000 a 200.000 en un plazo de cuatro años. Un presupuesto que ya ha llegado a las comunidades autonómicas y que se ha repartido con base en criterios poblacionales y demográficos. “El presupuesto para la ONT se ha mantenido, además, estable en unos 4 millones de euros”, incide.
Las subvenciones que se han publicado hoy son de las más antiguas del Sistema Nacional de Salud. Su objetivo es promocionar la donación y trasplante con fondos que se reparten entre las administraciones y entidades sin ánimo de lucro y que se destina a comprar aparatos, cursos o asistencia a congresos.
“Todo lo que sea recortar en este tipo de cosas es malo”, apunta Alejandro Toledo, presidente de la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades de Riñón (Alcer) —los de este órgano son los trasplantes más numerosos—. Toledo es, sin embargo, cauto. “Vamos a ver cómo cristalizan las ayudas, aún no podemos presumir que el sistema vaya a resentirse, pero tenemos un país que es modélico en trasplantes, que se ha tratado de rentabilizar siempre políticamente. Los pacientes no pueden permitirse que se termine con él”, añade.