“He donado un riñón a alguien querido”
El exministro socialista aceptó el trasplante porque cree que era su deber
Archivado en:
En gesto de agradecimiento, el exministro español ha decidido explicar su experiencia y participar en la primera edición de la Transplant Run, una carrera solidaria que se celebrará mañana en Barcelona con más de 2.200 inscritos, entre pacientes y donantes. La prueba está avalada por la Sociedad Catalana de Trasplante que preside Josep Maria Campistrol, el nefrólogo que le extrajo el riñón.
“Era mi deber hacerlo”, explica. Antes de pasar por quirófano estuvo varios meses sometiéndose a pruebas para evaluar la viabilidad de la operación. Después del verano tuvo claras dos cosas: “El donante iba a ser yo y cuando pasara todo no íbamos a volver a hablar del tema entre nosotros”, apostilla el que fue secretario general de la OTAN. Mañana correrán juntos los cinco kilómetros al lado de las playas de Barcelona. “Espero acabar la carrera, aunque sea andando”, dice.
Solana quiere hacer campaña para concienciar a la sociedad de que “las donaciones en vida pueden salvar a muchas personas”. “La diálisis no es ningún drama”, dice. El exministro alaba orgulloso el hecho de que España sea un país modélico en organización y generosidad humana en trasplantes —“Nadie tiene la red que tenemos aquí”— y confía en que los incesantes recortes sanitarios no quiebren el éxito. “Espero y deseo que no ocurra. Sería una pena que disminuyera la calidad que tenemos ahora”.
¿Cómo se explica este liderazgo mundial en trasplantes y que, por ejemplo, España esté a la cola europea en desarrollo, tecnología o innovación? El que fuera Alto Representante para la Política Exterior y la Seguridad Común no tiene una respuesta clara. “Cuando queremos, podemos. Los españoles no tenemos ningún gen que nos impida hacer las cosas bien”, razona.
Solana confiesa: “Hace tiempo que perdí el respeto al trasplante”. Fue hace casi tres años, cuando el exministro alemán de Asuntos Exteriores Frank-Walter Steinmeier, su amigo, se retiró temporalmente de la política y decidió que iba a donar un riñón a su esposa. Él tenía entonces 54 años y era el presidente del grupo parlamentario del SPC y ella, 48. El anuncio causó una ola de solidaridad y el trasplante también fue un éxito.
“Aquello lo viví muy de cerca. Por eso, cuando me tocó a mí, él me animó mucho y ahora somos más que amigos”, precisa Solana, en referencia al que fue rival socialdemócrata de Angela Merkel en 2009. “Ninguno de los dos esperábamos que acabáramos hablando de estas cosas”, añade antes de realizar otra confesión: “Yo tampoco esperaba salir nunca en la contraportada de EL PAÍS por esto”.