INVESTIGACIÓN En fase preliminar
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Quilizumab, consigue reducir entre un 26% y un 36% síntomas como la tos o los estornudos
Los estornudos son uno de los síntomas del asma alérgico. EL MUNDO
Un nuevo fármaco en experimentación está dando buenos resultados para el tratamiento de la rinitis y el asma alérgico. Según las conclusiones de dos estudios publicados en la revista Science Translational Medicine, el medicamento (un anticuerpo monoclonal anti IgE, denominado Quilizumab) consigue reducir entre un 26% y un 36% los síntomas propios de estas afecciones, como los estornudos o la tos.
La inmonoglobulina E (IgE) es un tipo de anticuerpo que está implicado en las alergias y en la respuesta inmune contra los posibles agentes patógenos. Sus niveles suelen estar bastante elevados en las personas alérgicas. Lo que ocurre es que, cuando una persona es alérgica a una sustancia concreta, el sistema inmune cree, de forma errónea, que se enfrenta a una invasión antígena por patógenos y, en consecuencia, produce la inmonoglobulina IgE, con el objetivo de proteger al organismo. A partir de aquí, comienza a desencadenarse una serie de reacciones que provocan los síntomas de alergia.
En la actualidad, España ya cuenta con un anticuerpo monoclonal anti IgE: Omalizumab. “En nuestro país está aprobado para el tratamiento del asma alérgico grave”, aclara Santiago Quirce, jefe de Alergología del Hospital Universitario La Paz de Madrid. “Recientemente se ha ampliado su uso para la urticaria crónica refractaria”.
El anticuerpo monoclonal anti IgE bloquea la inmonoglobulina E (IgE) libre, de forma que le impide unirse a sus receptores celulares y poner en marcha la cascada de mediadores de la inflamación alérgica. Simplificando, bloquea la reacción química del organismo que desencadena los síntomas del asma. Como confirma un estudio español (realizado por el doctor Negrín, del servicio de Neumología del Hospital Universitario Las Palmas de Gran Canaria), publicado enArchivos de Bronconeumologia, “los ensayos clínicos han demostrado su utilidad clínica en la mayoría de las enfermedades alérgicas, junto con una gran seguridad terapéutica. No obstante, su alto precio hace que se reserve para los casos de asma de mayor gravedad y mala respuesta al tratamiento convencional”.
“Hay varios anticuerpos monoclonales en desarrollo con el objetivo de ofrecer ventajas sobre el ya existente”, remarca Quirce. Quilizumab(cuyos datos publican los dos estudios del Science Translational Medicine) es uno de ellos, aunque aún se encuentra en fase temprana de investigación. Sin embargo, ya apunta una importante mejora sobre el Omalizumab: es capaz de unirse a la IgE circulante, no sólo a la libre, es decir, a la IgE que ya está unida a sus receptores en los linfocitos B que producen IgE, lo que significa que además de bloquear la inmonoglobulina E (IgE), también disminuye la producción de este anticuerpo.
Por los resultados publicados en estos estudios, “en el transcurso de seis meses, se consigue tratar de forma efectiva el asma”, señala Gail Gauvreau, principal autor de la investigación, de la Universidad McMaster (Hamilton, Ontario, Canadá). Atenúa las respuestas asmáticas entre un 26% y un 36% e inhibe en un 50% la eosinofilia, que es la presencia de una cantidad anormalmente alta de eosinófilos (glóbulos blancos que se vuelven activos cuando una persona tiene ciertas reacciones alérgicas) en la sangre.
Gauvreau, junto a su equipo de expertos, de otras universidades de Canadá, observan resultados positivos en los pacientes con rinitis y asma alérgico leve, lo que no significa que “vaya a ser la indicación”, matiza el especialista español, al comentar el estudio. De hecho, aún está en desarrollo otro estudio que analiza su efectividad en el asma moderado. Además, apunta Quirce, “tendrán que hacer más estudios con otras variables”.
En cuanto a la atenuación de las respuestas asmáticas que muestra la investigación actual, el experto de La Paz recalca que se trata de una efectividad similar a la del fármaco comercializado, pero “como no hay estudios de comparación, no existe una traducción clínica”.
Cabe señalar que el tratamiento actual funciona mientras se administra. Como explica Quirce, “dependiendo de los niveles de IgE, los pacientes tienen que acudir al hospital para recibir el fármaco en forma de inyección subcutánea cada 15 días o un mes”. Uno de los objetivos que buscan los equipos que trabajan en el desarrollo de nuevos anticuerpos monoclonales anti IgE es que el efecto persista aun cuando no se administra