Asturias coordina el mayor estudio europeo sobre pacientes en hemodiálisis
Un equipo del HUCA dirigió el seguimiento durante tres años de 7.000 enfermos de riñón en veinte países – La investigación se centra en la glándula paratiroides
19.11.2013 | 17:22
El equipo de metabolismo óseo del HUCA, con Cannata y José Luis Fernández (tercero y cuarto por la derecha). Nacho Orejas
Eduardo GARCÍA Un equipo del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) coordinó durante tres años el mayor estudio europeo sobre enfermedad renal, con el seguimiento de siete mil pacientes de veinte países en tratamiento de hemodiálisis. El “proyecto Cosmos”, dirigido por el jefe del servicio de metabolismo óseo y mineral del HUCA, Jorge Cannata, abre la vía “a nuevos enfoques de la práctica clínica que supongan una mejora de la calidad y esperanza de vida de los pacientes”, asegura.
“Cosmos” fue diseñado en Asturias. Los siete mil pacientes controlados fueron elegidos según la población de los distintos países. A Alemania, por ejemplo, le correspondieron 1.288. A Francia, 853. España está representada por veinte hospitales y 661 pacientes. Esa cifra de 7.000 no fue un número cerrado desde el principio. “Comenzamos con 4.500 pacientes y a medida que causaban baja de tratamiento, en muchos casos porque se sometían a trasplantes, fueron reemplazados en el estudio por otras personas”, explica Cannata.
En España más de 22.000 personas viven gracias a esos tratamientos de hemodiálisis, procedimiento que lleva asociadas ciertas complicaciones, y en ellas se ha centrado este equipo internacional liderado desde Oviedo. En el centro del estudio, una glándula. La paratiroides, que Cannata presenta como “una especie de directora de orquesta de las hormonas y de los factores que regulan el metabolismo del calcio, el magnesio y el fósforo en la sangre y en los huesos”. O sea, vital.
En las personas con insuficiencia renal la glándula paratiroides crece y sufre un exceso de actividad, lo que conlleva la aparición de trastornos óseos, vasculares e incluso psíquicos. Es lo que se conoce como hiperparatiroidismo.
La “culpa” la tiene el fósforo. Cuando los riñones, por su mal funcionamiento, no logran eliminarlo de forma adecuada, el fósforo se acumula en el organismo y estimula la glándula paratiroides, y el problema es que ninguno de los procedimientos de diálisis consigue eliminar todo ese fósforo que pasa de ser aliado a ser un problema serio.
El fósforo sin control no sólo está detrás del crecimiento de la citada glándula, sino que “actúa como un tóxico para el aparato cardiovascular y tiene un efecto negativo sobre la pared de los vasos sanguíneos y arterias”, señala el coordinador del “proyecto Cosmos”, el químico José Luis Fernández Martín.
Hay estudios, tanto de enfermos renales como de población general, que relacionan niveles más bajos de fósforo y mayor esperanza de vida. “Está claro -asegura Cannata- que utilizar captores de fósforo se asocia con una mejor supervivencia de los pacientes de diálisis”.
Los investigadores observaron que al cabo de tres años de seguimiento “los pacientes que recibieron captores de fósforo mostraron un 29% menos de riesgo de mortalidad general y un 22% menos de mortalidad debida a causas cardiovasculares”, destaca Cannata Andía.
Frente al crecimiento de la paratiroides está la cirugía. En los años 80 comenzaron a salir fármacos que lograban frenar el crecimiento de la glándula. A mediados de la pasada década otros productos complementarios mejoraban la eficacia. “Con un buen tratamiento doble se llega mucho más tarde a la cirugía”, apunta Jorge Cannata, catedrático de Medicina de la Universidad.
Y cuando no queda otro remedio que pasar por el quirófano, la operación de extracción parcial de la glándula es compleja. En realidad tenemos cuatro glándulas paratiroides, ubicadas en la zona del cuello. No siempre son fáciles de localizar.
El “proyecto Cosmos” sirvió para comprobar los distintos criterios en Europa para fijar el paso por la cirugía. En general, los pacientes del norte de Europa se operan antes que los del área mediterránea, donde se tiende a mantener por más tiempo el tratamiento farmacológico. Casi un tercio de los pacientes de hemodiálisis son diabéticos. La edad media de esta población es de 65 años. En Asturias, a 31 de diciembre de 2012, había 411 pacientes en tratamiento de hemodiálisis, 103 en tratamiento de diálisis peritoneal y 637 pacientes trasplantados.
El “proyecto Cosmos” ha generado ya cinco artículos científicos, tres de ellos publicados en 2013 en las tres principales revistas internacionales del área, “y ya hemos redactado otros tres”, avanza el coordinador del proyecto.