ONG La dificultad de financiar proyectos
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A las organizaciones pequeñas les cuesta mucho conseguir fondos
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Muchas veces, son los propios médicos los que se costean los viajes
Jorge Muñoz, de la Fundación Ayuda al Chad. Pinche aquí para ver la galería. PEP BONET
Hacer cooperación en los tiempos que corren no es fácil. No lo ha sido nunca, pero en momentos de escasez no es sencillo explicar a la gente que te vas al otro lado del mundo a poner en marcha hospitales. La cosa se complica aún más cuando se trata de organizaciones pequeñas que tienen que batallar cada día por la supervivencia y la visibilidad en un mar de grandes organizaciones.
Es el caso de la Fundación Recover, que nace hace ocho años, y aunque es una entidad modesta, con sólo siete trabajadores y unos 500 socios, en los últimos meses ha dado pasos importantes, como recibir el premio Fundación Botín que les ayudará a financiar unproyecto pionero de teleasistencia entre médicos africanos y españoles, una especie de facebook para médicos. Macrina Camps, gerente de la fundación, cuenta a este periódico que “la experiencia del proyecto piloto ha sido increíble, no sólo sirve como formación continua para los médicos africanos, sino que los especialistas españoles están viendo casos que sólo habían visto en los libros de texto”. De hecho, el 70% de los casos serían publicables en revistas científicas, lo que explica que los médicos en España se hayan sumado al proyecto por solidaridad, pero también por inquietud profesional.
Y es que los médicos que se han apuntado desde nuestro país son voluntarios que no cobran nada por este trabajo. Como tampoco cobra un euro el equipo de Cirujanos en Acción, presidido por Teresa Brutón, cirujana del aparato digestivo en el Hospital 12 de Octubre de Madrid. Ella, junto con otros ocho cirujanos y dos anestesistas más, son médicos durante el año y cooperantes en sus vacaciones. Acaban de volver de Mongolia, donde han operado a 110 personas, 32 de ellas niños. Han sido dos semanas intensas, ya que tienen que concentrar todo el trabajo en muy pocos días. Cuenta que una vez en Ecuador acabaron comiendo pizzas entre operación y operación para poder atender a todos los pacientes que les esperaban.
La idea de Brutón y su equipo cuando hace tres años decidieron “liarse la manta a la cabeza” y crear la fundación era poder sufragar los gastos de los viajes que hacen, al menos el billete de avión. Sin embargo, hasta la fecha esto aún no ha sido posible. “A día de hoysomos nosotros los que nos costeamos todo, y claro, esto es una carga, más cuando ganamos un 20% menos que hace tres años”, cuenta.
Es el mismo caso que el del pediatra Jorge Muñoz, fundador y vicepresidente de Ayuda al Chad, una organización que nació con la idea de apoyar económicamente al Hospital Saint Joseph de Bebedjia, al sur del Chad. Cada año, coincidiendo con la época de malaria, Muñoz y su equipo viajan dos semanas al Chad para paliar como buenamente pueden el dolor de unos niños que cargan desde su nacimiento con la espada de Damocles de una desnutrición que hace que en el hospital mueran tres niños cada día. El resto del año, mientras pasa consulta como pediatra en Mallorca, al frente del proyecto está Sor Elisabeth, una monja cirujana de 35 años, y Sor Magdalena, enfermera. “Son máquinas -cuenta Muñoz en conversación con EL MUNDO- están todo el año trabajando, las llaman a cualquier hora, solo tienen un mes de vacaciones cada tres años”.
Pero la labor de estas monjas pende constantemente de un hilo. De hecho, este año, debido a la falta de ingresos, ha tenido que cerrarse la zona de adultos, y lo único que queda abierto es el área de ginecología y pediatría, que tiene 25 camas que en la época de malaria se duplican, cuando un niño duerme en la cabecera y otro a los pies de la cama.
Y es que es muy difícil mantener una estructura compleja como es un hospital, y aún más con falta de fondos. La Fundación Recover tiene un proyecto de recuperación de hospitales que ya ha puesto en marcha tres veces en Camerún. “África está llena de hospitales abandonados, elefantes blancos que los llaman -relata Camps- y nosotros tenemos un protocolo para volver a ponerlos en funcionamiento y darles una segunda vida”.
Muchos son hospitales que en su día fueron construidos por una ONG o con fondos de cooperación bilateral, pero que años más tarde se abandonaron, normalmente por falta de planificación. La Fundación Recover busca socios locales -como una congregación religiosa – con los que trabajar mano a mano para recuperar los edificios. El objetivo es que en unos siete años el hospital pueda ser totalmente autónomo. La clave, según Camps, está en la formación en gestión, y en la tolerancia cero con la corrupción.
“Nuestro primer hospital en Camerún ya es independiente de la fundación: empezó con 2.000 pacientes y 17 personas en plantilla, y ahora atiende a 50.000 personas y hay 128 trabajadores en nómina”, explica la gerente de Recover. Cada centro se compromete a cobrar a los pacientes precios sociales que son unas cuatro veces inferiores a lo que pagarían en cualquier otro hospital del país. Camps cuenta que estos bajos precios han provocado un efecto llamada tal que la fundación ha comprobado que en los primeros cuatro meses de funcionamiento ya se pueden pagar los sueldos del personal.
“Trabajamos en países donde se viven auténticos dramas sanitarios. Todavía hay mucho por hacer, somos una organización pequeña pero creemos en nuestro modelo y ya estamos pensando recuperar un cuarto hospital fuera de Camerún”, dice Macrina Camps. Su experiencia es similar a la de Jorge Muñoz, que explica que en la página del Ministerio de Exteriores advierten claramente de que Chad es un país muy peligroso, pero que van porque saben de la importancia de su trabajo allí. “Ir a Chad es un gesto egoísta por mi parte, cuando voy allí me lleno como persona, y las satisfacciones que recibo son bestiales”, cuenta. Lo de buscar fondos, ya es otra historia. Pasito a pasito, explica Teresa Brutón, de Cirujanos en Acción: “Nosotros no podemos permitirnos contratar a alguien que se dedique en exclusiva a captar gente, cada socio que hacemos es por el boca a boca y con mucho esfuerzo“.