Desarrollan el primer protohígado humano funcionante a partir de células iPS

Han desarrollado un “protohígado o yema hepática” funcionante a partir de células iPS procedentes de la piel. El hallazgo que se da a conocer ahora, pero en realidad lo consiguieron hace un año científicos de la Ciudad Universitaria de Yokohama y del Hospital Seirei Sakura (Japón), tal y como ha publicado la revista  Nature.
Se trata de un nuevo hito para la medicina regenerativa basada en la ingeniería tisular. Para hacerlo posible se han necesitado no un tipo, sino tres tipos de células troncales: además de las iPS, han utilizado células endoteliales y células mesenquimales de cordón umbilical.
En la combinación de estos tres tipos celulares es donde ha estado precisamente la clave del hallazgo. Mientras hasta ahora la mayor parte de los grupos que investigaban en terapia celular utilizaban sólo células iPS, el equipo de Yokohama ha hecho algo que se parece más a lo que ocurre de forma natural en el desarrollo embrionario de los órganos. Partieron de células iPS de la piel, pero luego añadieron un “cocktail” células del estroma, células madre mesenquimales de la médula ósea (de un donante) y células del endotelio venoso de cordón umbilical. El resultado fue la formación de las diferentes estructuras (vasos, hueso, grasa) que sustentan el desarrollo de los órganos.
El contacto de los tres tipos celulares originó a los seis días de cultivo un tejido tridimensional hepático, la llamada  yema hepática que mide de 4 a 5 mm y que después fue injertada en ratones para comprobar si este protohígado era capaz de funcionar.
El protohígado fue colocado, en lugar de en su espacio natural, en el cráneo de un ratón. “Queríamos comprobar si era capaz de que generarse un hígado totalmente funcional, por lo que usamos un modelo de ratón con una ventana en el cráneo para poder ver el desarrollo del hígado”, han explicado los autores en su estudio. De esta manera, observaron cómo el hígado siguió creciendo y desarrollando el riego vascular y sus funciones.
Después los científicos trasplantaron el protohígado al mesenterio y también próximo al riñón. Allí comprobaron que el nuevo órgano era capaz de metabolizar fármacos de forma correcta y mejorar la supervivencia de un ratón al que se le había inducido un fallo hepático.
El tamaño de estos brotes de hígado era demasiado grande como para poder colocarlo en el hígado del ratón. Pero a pesar de ello, estos injertos ectópicos demostraron que el protohígado funcionaba: era capaz de metabolizar fármacos y de sintetizar albúmina específica humana y alfa-1 antitripsina.
Los ratones trasplantados fueron seguidos durante seis meses y no mostraron signos del desarrollo de un tumor.
Los coordinadores del hito científico Takanori Takebe y Hideki Taniguchi, opinan que la técnica propuesta podría también aplicarse en otros órganos, como páncreas (en el que ya han empezado a trabajar), riñón y pulmones. Pero ellos mismos avisan que se tardarán por lo menos diez años en poder realizar ensayos clínicos.
El siguiente paso es poder desarrollar las cantidades de tejido hepático que serían necesarias para un trasplante humano, es decir,  varias decenas de miles de yemas hepáticas como las obtenidas en esta investigación.

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