Diálisis por el mundo

  • “La gente se compra un coche, yo decidí ahorrar para viajar y pagarme la diálisis”

Daniel Gallego, en uno de sus numerosos viajes.

Daniel Gallego, en uno de sus numerosos viajes.
Para Daniel Gallego preparar un viaje no sólo supone planificar visitas ni encargarse de maletas, vuelos u hoteles. Este ibicenco también tiene que tener en cuenta otro detalle que la mayoría de viajeros obvian: el mapa de hospitales.
Saber si habrá centros sanitarios disponibles en su periplo es fundamental para este hombre de 41 años que lleva media vida pasando por diálisis. Sus riñones no funcionan -padece glomerulonefritis segmentaria focal-, por lo que necesita que un aparato externo limpie su organismo tres veces a la semana. Pero esa exigencia no le ha robado la pasión por viajar.
“Puede decirse que dependo de una máquina, pero es una máquina que puede encontrarse en muchos países del mundo”, explica Gallego, quien defiende que la diálisis es perfectamente compatible con el turismo.
Su caso no es habitual, pero su amplia experiencia viajera demuestra que el tratamiento que necesita no tiene por qué ser sinónimo de inmovilidad.
Empezó recorriendo España poco tiempo después de haber iniciado la terapia, y enseguida dio el salto a Europa: Austria, Polonia, República Checa, Italia, Alemania, Reino Unido, Portugal… “Con la tarjeta sanitaria europea en general no hay problemas para que te atiendan”, señala Gallego, quien sugiere que tener un buen nivel de inglés ayuda a facilitar el proceso.
En el año 98 decidió hacer su primer viaje intercontinental y acompañó a unos amigos que habían elegido República Dominicana como destino de vacaciones. Como si de un hotel se tratara, reservó varias ‘citas’ con la diálisis en un hospital privado del país -“me costó 900 dólares, más de lo que había pagado por el viaje”- y al llegar se dio de bruces con la realidad del tercer mundo.
“No por las técnicas de diálisis, que están muy estandarizadas, sino por el aspecto social. La sala estaba vacía porque prácticamente nadie allí dispone del dinero para pagarse el tratamiento. Eso te hace valorar mucho la sanidad que tenemos”, subraya.
La experiencia en América fue buena, así que Gallego apostó por visitar Asia, un continente que siempre le había llamado la atención.
“La gente se compra un coche, yo decidí ahorrar de mi sueldo como administrativo para viajar y pagarme la diálisis”, explica Gallego, que ha visitado -en algunos casos al más puro estilo ‘mochilero’- países como Japón, Tailandia, Filipinas, la India o Indonesia.
Para este joven, tener que pasar entre cuatro y cinco horas de varios días de sus vacaciones en un hospital también tiene su lado positivo. “Conoces a gente, la realidad del país fuera de los circuitos turísticos, te dan recomendaciones de sitios que merece la pena visitar…”.
Además, asegura, ese ‘turismo de hospital’ también permite constatar los contrastes globales. El modernísimo Japón, “con sesiones de diálisis que superaban los 300 euros”, nada tiene que ver con Tailandia, donde el tratamiento cuesta menos de la tercera parte, o con Indonesia, cuyas clínicas “se parecen a lo que había en España hace 50 años”.
“Ves cosas muy duras, como gente que tiene que dializarse cada 10 días porque no puede pagar la terapia más a menudo o un caso que conocí, que iba a renunciar a la diálisis, porque estaba arruinando a su familia. Sabía que se iba a morir, pero decía que no podía soportar el cargo de conciencia”, recuerda.
El ibicenco reconoce que en ocasiones también ha pasado miedo. Como cuando en Filipinas vio que guardaban el material utilizado en un paciente. “No me podía ir a otro sitio y me asusté, pensé que no utilizaban material estéril, pero luego me aseguraron que sí, que ese material se lo guardaban para el mismo paciente que volvería en unos días, para ahorrar, porque no podía pagarse todo nuevo cada vez”.
“Muchos de mis compañeros de hospital en Ibiza me dicen que cómo me atrevo, pero en realidad el proceso es muy parecido en cualquier parte. Solo hay tres o cuatro compañías para los materiales de diálisis, así que las cosas son muy similares”, señala Gallego, que ya prepara su viaje “a Nueva York y Canadá” para el próximo mes de julio.
Es su pasión y no piensa renunciar a ella por las circunstancias que le ha tocado vivir. “La determinación y la actitud es todo”, reflexiona. “Yo creo que quien tiene un por qué encontrará siempre un cómo”. Y sólo hay una vida para buscarlo.

Consejos para mantener los riñones sanos

Las patologías del riñón causan 900.000 muertes al año, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Un 10% de la población española adulta tiene enfermedad renal crónica y unos 25.000 pacientes tienen que someterse a diálisis. Diferentes sociedades médicas ofrecen, en el Día Mundial del Riñón, consejos para preservar la salud renal. Entre otras recomendaciones están: beber en torno a dos litros de agua al día, controlar la tensión arterial, prevenir y tratar la diabetes, tomar una dieta sana reduciendo el consumo de sal, hacer ejercicio, no fumar y no automedicarse pues algunos fármacos pueden dañar el riñón.

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