Investigadores ratifican las ventajas del trasplante renal sobre la diálisis.
– Una persona trasplantada vive, en promedio, 17 años con el nuevo órgano, diez más que los pacientes en diálisis
– El 70% de los trasplantes que hubo en Colombia en 2012 fueron de riñón
– La cifra general de trasplantes aumentó en Colombia de 1.085 en 2011 a 1.107 en 2012, pero puntualmente en trasplante renal hubo una disminución del 4%
– Entre los tres y cinco años iniciales el costo total del paciente trasplantado es menor que el del paciente en diálisis
Bogotá, 2013.- La esperanza y la calidad de vida de un paciente con insuficiencia renal crónica son mayores cuando el riñón es reemplazado que cuando se practica la diálisis.
Una investigación llevada a cabo por los doctores Diego Rosselli y Juan David Rueda, del Departamento de Epidemiología Clínica y Bioestadística de la Universidad Javeriana, concluye que, a pesar del mejoramiento de las técnicas para filtrar la sangre (diálisis), el trasplante permite al paciente vivir, en promedio, 17 años después de la intervención quirúrgica y sin sacrificar sustancialmente su capacidad laboral. En diálisis, en cambio, la sobrevida promedio de pacientes de similares características alcanza los siete años e implica diez o más horas semanales de tratamiento conectado a una máquina.
Según la investigación, que será sometida a publicación en una revista científica, el trasplante también resulta más beneficioso que la diálisis para el sistema de salud, tanto por los costos a mediano plazo como por el aumento en cantidad y calidad de vida. En el largo plazo, las complicaciones asociadas a la diálisis, como el aumento de las enfermedades cardíacas, aumentan significativamente los costos del tratamiento.
“Nuestra investigación analiza todos los elementos relacionados con cada tipo de tratamiento –explica el doctor Juan David Rueda–. Cuando profundizamos en los costos médicos y no médicos, directos e indirectos, observamos que un paciente en diálisis no solo tiene más incapacidades, sino que su condición afecta además a los cuidadores, que también deben sacrificar su productividad”.
Aunque el trasplante representa una inversión inicial mayor (unos 35 millones de pesos) y unos costos de medicación que también pueden ser elevados (unos dos millones mensuales), a mediano plazo puede representar un ahorro. Un mes de diálisis cuesta alrededor de tres millones pesos, y se asocia con una frecuencia de complicaciones más elevada que el trasplante. La diálisis, además, tiene unos mayores “gastos de bolsillo” (desplazamiento al sitio de la diálisis, que el sistema no cubre) y un costo social dado por la disminución de la productividad laboral.
Al valorar estos datos, los investigadores concluyen que entre los tres y cinco años iniciales el costo total del paciente trasplantado es menor que el del paciente en diálisis.
“En el ámbito médico no hay discusión de que el trasplante supera a la diálisis –asegura Rosselli–. Sin embargo, los adelantos en las técnicas de diálisis y la reducción en el número de donantes nos han llevado a bajar la guardia frente al trasplante. Por eso es necesario informar adecuadamente a las personas y revertir la tendencia”.
Cuando fallan los riñones
La insuficiencia renal crónica, también conocida como falla renal, se produce cuando los riñones dejan de funcionar y, por tanto, no pueden filtrar adecuadamente las toxinas y otras sustancias de desecho de la sangre. Por lo general, es causada por la hipertensión, la diabetes o enfermedades específicas de los riñones, adquiridas o hereditarias.
Las personas con insuficiencia renal tienen tres opciones de tratamiento: la diálisis peritoneal, la hemodiálisis y el trasplante (ver abajo “Tratamientos: sus pros y sus contras”). Las dos primeras se consideran temporales y la tercera, definitiva.
Según el Instituto Nacional de Salud (INS), de los 1.107 trasplantes que hubo en Colombia el año pasado, 767 (69%) fueron de riñón, 31 menos que en 2011. En total, en el país actualmente hay algo más de 4.000 personas con trasplante renal y 22.000 personas en diálisis, de las cuales 15.000 serían candidatos a trasplante aunque, según el INS, apenas 1.220 están en lista de espera.
La escasez de donantes es la causa principal y más difundida del alto volumen de personas en espera de un nuevo órgano. Sin embargo, especialistas y defensores de derechos consideran que esto también tiene relación con el hecho de que los pacientes reciben poca información, asumen que la diálisis es permanente, no reclaman su derecho al trasplante, no ingresan a listas de espera y, por tanto, dejan de ejercer presión.
“Es un círculo vicioso –afirma la hermana María Inés Delgado, directora de la Asociación Colombiana de Enfermos Hepáticos y Renales (ACEHR)–: cuando no hay presión, no hay donantes; cuando no hay donantes, los pacientes pierden la esperanza; y cuando los pacientes pierden la esperanza, no ejercen presión. Así, terminan enganchados a la diálisis más tiempo del necesario”.
Según la religiosa, las listas de espera largas son un síntoma de la escasez de donantes, pero también tienen un rasgo positivo: “Una lista de espera grande ayuda a crear conciencia sobre la importancia de la donación de órganos incluso entre los familiares de los pacientes, y ejerce presión para se lleven a cabo campañas más decididas. Por eso debemos luchar para que los pacientes ingresen en esas listas. Ese es su derecho”. Tratamientos: sus pros y sus contras
Los pacientes con insuficiencia renal crónica tienen derecho a tres opciones de tratamiento.
Trasplante
Es la sustitución de un órgano que falla por uno bueno, procedente de un donante vivo o cadavérico.
Ventajas: mejora la sobrevida, aumenta la calidad de vida, aumenta la funcionalidad de la persona, disminuye el tiempo dedicado a la enfermedad, disminuye morbilidad cardiovascular y no compromete tanto la productividad.
Desventajas: exige una cirugía importante, sus costos iniciales más elevados, aumenta el riesgo de ciertas infecciones por la inmunosupresión, los medicamentos tienen efectos secundarios, las listas de espera son largas y falta cultura de trasplante.
Diálisis peritoneal
Es una técnica por medio de la cual al paciente se le implanta en el abdomen un catéter que se conecta a la bolsa de solución de diálisis. Esta técnica puede ser manual (durante el día, más o menos cada cuatro horas) o mediante una máquina durante la noche mientras el paciente duerme. Este tratamiento suele ser temporal.
Ventajas: se puede realizar en la casa, la curva de aprendizaje es corta, se la puede realizar el paciente sin la necesidad de ir a un hospital, tiene menos restricciones dietarias que la hemodialisis, es más barata que la hemodiálisis, se asocia con menores requerimientos de medicamentos para la anemia y presenta menores limitaciones para trabajar.
Desventajas: se necesita un alto grado de limpieza del paciente porque se asocia con un mayor número de infecciones severas, tales como peritonitis; la casa del paciente requiere acondicionamiento y pueden aparecer hernias por la laxitud de la pared abdominal.
Hemodiálisis
Es un procedimiento que se realiza en un centro especializado, donde el paciente es conectado, durante tres o cuatro horas, a un dializador que extrae la sangre del organismo para filtrarla. Se le considera también un tratamiento temporal.
Ventajas: es el procedimiento más realizado en el país y sobre el cual más experiencia se tiene; existe apoyo entre grupos de pacientes con la misma enfermedad; no requiere cambios estructurales en la casa.
Desventajas: debe ir al hospital o al centro de diálisis para realizarlas; en algunos centros no hay flexibilidad en los horarios de atención; requiere restricciones en la dieta, especialmente de líquidos; se presentan cambios de ánimo por niveles altos de uremia asociados con el tiempo entre sesiones; el procedimiento genera en el paciente un deterioro en los accesos vasculares, es decir, al debilitarse las venas se reduce la posibilidad de que se practique el proceso.