OFRECER TODAS LAS OPCIONES
Madrid acoge el congreso internacional de esta modalidad de tratamiento renal sustitutivo. La terapia en niños y la mejora de los líquidos que se utilizan, temas destacados de debate.
María Sánchez-Monge. Madrid | Maria.Sanchez@diariomedico.com |
Los vicepresidentes del congreso, José Antonio Sánchez Tomero, Anabela Rodrigues, María Auxiliadora Bajo y María José Castro, junto al presidente del comité organizador, Rafael Selgas. (José Luis Pindado)
VISTA:
El empleo de la diálisis peritoneal sigue siendo bajo en España, pero se ha incrementado durante el último lustro a razón de un 1 por ciento anual. Actualmente, sólo el 14 por ciento de los nuevos pacientes que precisan tratamiento renal sustitutivo se someten a esta modalidad. Rafael Selgas y María Auxiliadora Bajo, jefe del servicio y jefa de sección de Nefrología del Hospital La Paz, de Madrid, consideran que el principal obstáculo para la adecuada implantación de esta técnica es la falta de información, tanto de los profesionales como de la sociedad en general.
Selgas y Bajo han ejercido de presidente y vicepresidenta del 15º Congreso de la Sociedad Internacional de Diálisis Peritoneal (ISPD), que se ha celebrado en Madrid. En el evento se ha puesto de manifiesto la necesidad de ofrecer todas las opciones de diálisis en igualdad de condiciones. Selgas ha recalcado que, en algunos casos, los beneficios llegan más allá de su cometido oficial. Es lo que ocurre en ictus y en insuficiencia cardiaca.
- “La ultrafiltración rompe círculos viciosos y convierte la insuficiencia cardiaca de grado IV en III o, incluso, II. Puede restaurar la marcha del riñón con una función aceptable” – Rafael Selgas
Insuficiencia cardiaca
En el síndrome cardiorrenal, la ultrafiltración peritoneal (que elimina, sobre todo, agua y sal) “ha acabado con círculos viciosos que antes no había forma de romper”, precisa Selgas. “Eran personas que tenían una supervivencia de semanas porque la insuficiencia cardiaca era de tal grado que el riñón no funcionaba. La ultrafiltración rompe ese círculo y convierte la insuficiencia cardiaca de grado IV en un grado III o, incluso, II, y puede restaurar la marcha del riñón con una función aceptable”, añade.
En el síndrome cardiorrenal, la ultrafiltración peritoneal (que elimina, sobre todo, agua y sal) “ha acabado con círculos viciosos que antes no había forma de romper”, precisa Selgas. “Eran personas que tenían una supervivencia de semanas porque la insuficiencia cardiaca era de tal grado que el riñón no funcionaba. La ultrafiltración rompe ese círculo y convierte la insuficiencia cardiaca de grado IV en un grado III o, incluso, II, y puede restaurar la marcha del riñón con una función aceptable”, añade.
Bajo apostilla que “no sólo se consigue prolongar la supervivencia, sino que, al eliminar más cantidad de líquido y sal, el paciente tiene una mejor calidad de vida, menos disnea, se maneja mejor y sus hospitalizaciones disminuyen”.
En cuanto a las ventajas adicionales en ictus, José Antonio Sánchez Tomero, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital de La Princesa, de Madrid, ha presentado en el congreso los resultados de un estudio en un modelo experimental que demuestra que la diálisis peritoneal reduce los niveles de glutamato, que se acumula en la sangre y en el líquido intersticial cerebral tras un ictus. De este modo, contribuye a disminuir los efectos devastadores de la isquemia cerebral, limitando el tamaño del área infartada. El equipo madrileño ha iniciado un ensayo clínico para confirmar los resultados obtenidos en ratas.
- “Los nuevos líquidos propician un menor deterioro de la membrana peritoneal. Una de las grandes novedades es la utilización de bolsas multicompartimentales” – Mª Auxiliadora Bajo
Otro de los temas abordados en el congreso ha sido la diálisis peritoneal pediátrica. En España, el 40 por ciento de los niños que inician un tratamiento renal sustitutivo se someten a esta modalidad. Este gran porcentaje de utilización se debe, entre otras cosas, a la ausencia de acceso vascular, la posibilidad de realizarla en lactantes y neonatos, la ultrafiltración constante con mayor estabilidad hemodinámica y mejor control de la presión arterial, el mantenimiento más prolongado de la función renal residual, la disminución de la estancia hospitalaria -favoreciendo la escolarización- y la ausencia de venopunciones.
Preservar el peritoneo
También se ha subrayado la necesidad de proteger la membrana peritoneal de los niños desarrollando nuevas fórmulas en el líquido de diálisis que mejoren la evolución clínica. Selgas y Bajo aclaran que la mejora de los líquidos ha sido uno de los grandes avances de los últimos años, tanto en población pediátrica como en adultos.
También se ha subrayado la necesidad de proteger la membrana peritoneal de los niños desarrollando nuevas fórmulas en el líquido de diálisis que mejoren la evolución clínica. Selgas y Bajo aclaran que la mejora de los líquidos ha sido uno de los grandes avances de los últimos años, tanto en población pediátrica como en adultos.
“Estos nuevos líquidos han propiciado un menor deterioro de la membrana peritoneal”, explica Bajo. “Una de las grandes novedades han sido las bolsas multicompartimentales”. Selgas apunta que con ellas se ha conseguido separar en gran medida “los productos de degradación de la glucosa, que son tóxicos para la célula mesotelial y la endotelial”. El objetivo es evitar que, a largo plazo, la membrana se vaya fibrosando y pierda sus capacidades para dializar.
El congreso ha contado con sesiones dedicadas a la enfermería, que tiene un papel destacado en la educación de los pacientes. “La conversión de los pacientes en autónomos es un proceso complejo que requiere de múltiples profesionales”, en palabras de Selgas.
Biomarcadores para adelantarse a los problemas
Una de las áreas de investigación más activas en el ámbito de la diálisis peritoneal es el desarrollo de marcadores que permitan medir en el efluente peritoneal el estado del peritoneo y detectar de forma precoz si empieza a deteriorarse. “Generalmente, se buscan marcadores de inflamación y de fibrosis -comenta Bajo-. Todavía no hay ninguno que se utilice en la práctica clínica, pero hay algunos que están más validados. Hay mucho interés en ellos porque, si se llega a encontrar alguno fácil de determinar, podría ser muy útil porque el efluente está disponible y es fácil de analizar”.
Uno de los biomarcadores más prometedores es la interleucina 6 (IL-6). El grupo de Selgas y Bajo está trabajando con IL-17, TGF-beta, VFF, CCL-18. Uno de los más reconocidos es CA-125 pero, según Bajo, “está muy poco validado”. Los procesos de validación requieren mucho tiempo, ya que es preciso comparar los marcadores del efluente con los resultados de biopsias.