La donación de órganos desde los ojos de un trasplantado
Para Martha Jannete Sánchez Cañas, de 24 años de edad y trasplantada desde hace 4 años 4 meses, la donación de riñón que le dio su mamá, ha sido la experiencia de vida más valiosa.
Visiblemente emocionada, relata que antes de que se le diagnosticara la insuficiencia renal, tuvo diversos síntomas como mucho cansancio, dolor intenso de pies y cabeza, con frecuentes agitaciones del corazón.
Al poco tiempo recibió tratamiento de diálisis peritoneal.
Fue muy difícil, dado que en ese tiempo salía del bachillerato y tenía muchas expectativas de seguir estudiando; sin embargo, todo eso se tuvo que truncar, incluso me dializan el mismo día de mi graduación, sin dejar de considerar que el catéter peritoneal me lo quitaban porque se tapaba a cada rato”.
Su enfermedad también le causó una severa peritonitis y al poco tiempo pasó a hemodiálisis, que fue una experiencia totalmente diferente y dolorosa para ella, dado que le tocó ver como poco a poco sus compañeros de tratamiento, morían.
Mi papá no quiso donarme un riñón
Teresa García Valera, de 21 años, es otro fiel reflejo del humanismo y amor a la vida que ofrece donar un órgano, dado que ella recibió un trasplante renal de una persona con muerte cerebral.
Recuerda que la insuficiencia renal le ocasionó estar 6 años en tratamiento de diálisis peritoneal, puesto que en ese tiempo no tuvo la fortuna de contar con un donador.
Mi mamá no fue compatible conmigo y desgraciadamente, mi papá no quiso asumir el papel. Él era totalmente compatible; pero no quiso, por lo que me mandaron a lista de espera 6 años, hecho que es difícil porque la enfermedad me estaba deteriorando muchos órganos, incluso estuve a punto de caer en insuficiencia cardíaca”.
Este hecho, abunda, marcó su vida, dado que los médicos le decían que antes de necesitar un trasplante de riñón, tenía que ser uno de corazón.
Mi vida se trastornó”, asienta y valora: “Gracias a Dios y a una familia generosa, hubo una donación cadavérica y es como actualmente me encuentro trasplantada, el riñón lo recibí el 8 de diciembre del 2011 aquí en el Hospital de San Alejandro y me he dado cuenta como definitivamente te cambia la vida”.
Done, no le va a pasar nada
Miguel Ángel López de 21 años, representa un caso particular y conmovedor, puesto que nació con insuficiencia renal; a la edad de sólo cinco años se le detectó la enfermedad y a los ocho recibió la donación de riñón por parte de su madre.
Comparte que vivió “una vida normal”; sin embargo, apenas hace 15 meses, el riñón que le donó su mamá, dejó de funcionar, por lo que desde hace un año y 3 meses recibe tratamiento de diálisis, por lo que está en lista de espera para recibir nuevamente un riñón, que en esta ocasión, ya no le puede donar su madre.
Invito a toda la gente a que done, que no sea envidiosa (ríe…), ya que no le va a pasar nada”, comenta al tiempo de asegurar que se siente bien, aunque también reconoce que tiene problemas del corazón, por lo cual recibe tratamiento para evitar un infarto al miocardio.
Espero que todo salga bien
Finalmente, José Antonio Conde Toxtle, verá al fin consumado uno de sus sueños: este martes 1 de octubre recibirá un riñón, el donador: su mamá.
Relata que el estar sometido a un tratamiento de diálisis peritoneal resulta un sufrimiento y más aún que antes de ello, tenía una vida normal y comía de todo.
Ahorita que veo que todo me prohíben, la verdad se siente feo y al ver a otras personas que están igual que yo que están más afectados, me hacen reflexionar, puesto que su calidad de vida está deteriorada, espero que todo salga bien en mi trasplante”.
Este joven de 18 años, comenta que los médicos le aseguran que vida después de esa cirugía, será como antes y dejará de usar el catéter que tiene desde el 5 de febrero de este año, derivado de una insuficiencia renal que fue detectada en diciembre del 2012.